La joven belleza Vivian Taylor, una mezcla de australiano, americano y canadiense, se encontró en una situación bastante peculiar.Su hermanastro le estaba enseñando el piano y mientras se sentaba en el taburete, sus ajustados shorts acentuaban su ya preciosa figura, haciendo que el corazón de su hermanastro acelerase.La tensión en la habitación era palpable ya que no pudo resistir las ganas de enseñarle más que sólo música.Siendo la buena hermana, le permitió llevarla al suelo donde ella ansiosamente se llevó su miembro palpitante a su boca, dándole una prueba de su lado salvaje.Su química era eléctrica ya que se entregaban a sus deseos prohibidos, sus cuerpos se entrelazaban en un baile de placer.La vista de ella de rodillas, su lengua trabajando en magia en su hombría, era un espectáculo para contemplar.Las lecciones continuaron, pero ahora con un giro adicional de diversión traviesa, convirtiendo sus sesiones de piano en una sinfonía de placer carnal.