Una gordita estaba en el pasillo, su cuerpo anhelaba algo de acción.No pudo resistir las ganas de tocarse, sus dedos explorando cada centímetro de su marco liso.Su figura menuda era un espectáculo para la vista, sus piernas esbeltas y sus tetas firmes en plena exhibición.Cuando se entregaba a su auto-placer, se aseguró de mantenerlo en silencio, sin querer atraer ninguna atención no deseada.El pasillo estaba vacío, salvo ella, y se recreaba en la privacidad, dejando correr sus deseos salvajes.Sus dedos bailaban sobre su piel suave, rastreando cada contorno de su cuerpo.Sus pezones se endurecieron ante la sensación, su excitación crecía con cada segundo que pasaba.Se perdía en su propio mundo, sus gemidos resonaban suavemente en el pasadizo vacío.Esta zorra flaca era todo de auto-indulgencia, cada movimiento un testimonio de su lujuria insaciable.